Viajar en tiempos de Covid: aprendizajes para el nuevo curso- Por Pilar de Kucavana
Por norma general, hablo poco de opiniones y menos fuera del mundo de los viajes y el caravaning. Pero hoy es de esos días que me he levantado ya con ganas de compartir mis reflexiones.
De hecho, junto con la taza de café, me he puesto a hablar conmigo misma grabando una storie de Instagram. Luego he visto que llevaba unos pelos que ni una loca y he decido borrar todos los vídeos. No soy muy presumida, pero esto de exponerse últimamente en Instagram me está sacando las vergüenzas, si es que tenía alguna.
Total que después de mucho teletrabajo con niños, bajarme el periodo y dejarme KO, llevar al perro al veterinario por una infección, videoconferencia del cole de mis hijos, preparar el aula virtual del máster que imparto en la UOC y dar cenas y poner a dormir niños… Me he dicho, de hoy no pasa. Son las 21:21 horas, estoy sumamente cansada, pero necesito escribir lo que pienso.
Y aquí estoy, un poco KO, pero valiente y a por ello que voy. A lo que iba, que me enrollo: Tema escuelas y viajar en tiempos de Covid.
El miedo en la escuela, el miedo al Covid
Unos ya estáis empezando y otros, como nosotros, estamos en los últimos días de vacaciones a la espera de lo que pasará el lunes, entre videoconferencias de la escuela y comunicaciones de las novedades. Muchos protocolos y muchos miedos y dudas de padres y madres.
Realmente hace 3 meses hubiera vivido esto de forma muy diferente. Con muchos miedos y angustia asegurada. El confinamiento sirvió para parar el golpe de la no atención médica, pero también para crearnos mucho miedo.
Mi madre es de riesgo, tenemos abuelos, bisabuela mayor, un hermano médico y una hermana embarazada profesora de infantil. Imaginar, angustia asegurada. Un coctel perfecto para que la ansiedad pudiera aparecer en todo momento ante un inicio escolar de mis dos hijos.
Pero, ¿sabéis que? Todo mi miedo desapareció. Se borró. Aunque alguna sospecha queda siempre, es demasiado pesado para borrarse el dichoso miedo. De pequeña me enseñaron que hay dos sentimientos primarios el amor y el miedo. El miedo genera todos los sentimientos y emociones negativas y el amor las positivas. Qué razón creo que llevaban mis maestros.
Vencer al miedo es un viaje. Viajar en tiempos de Covid
El miedo desapareció el día que vi, que viví, que experimenté y que salí de mi «zona de confort, del confinamiento dentro de mi hogar». Y esa es la clave, salir, vivir, conocer y aprender para vencer los miedos.
Desapareció el día que salimos de viaje por Europa en julio. . Más de un mes cruzando Francia, Bélgica y Holanda. Viajar en tiempos de Covid lo borró
Al principio la gente, se nos tiró encima: ¿Dónde vais inconscientes? ¿Sabéis que cerraran las fronteras? ¿Y si os pasa algo fuera?
Finalmente, decidimos que el miedo no nos paralizaría. Viajar en autocaravana nos hace ser más libres y tener más control sobre el covid. Viajamos en nuestro hogar y eso nos reconfortó desde el minuto 0.
Salimos para vivir, para ver de cerca que estaba pasando fuera de nuestra casa, de nuestro pueblo y de otros países con el Covid. Porque en los medios de comunicación realmente no veíamos mucha información de otros países europeos.
El aprendizaje de la política comparada entre países para borrar el miedo
Solo pisar Francia comenzamos a ver otra realidad. La mascarilla fuera no se utilizaba. Fuimos incluso a Futuroscope, un parque de atracciones. Éramos los únicos utilizando mascarilla en las colas. Comenzamos a observar, preguntar y descubrir. En Francia la gente nunca se había confinado como en España. Solamente algunas ciudades grandes, y siempre menos tiempo que aquí.
Pero seguimos en el viaje y Bélgica es más de lo mismo que en Francia. Aquí vemos las mismas medidas que allí y observamos ya el gran respeto y paciencia de la gente con la gente. La llamada distancia social de seguridad.
Y llegamos a Holanda. Lo primero que nos hicieron hacer en Holanda, fue quitarnos la mascarilla. Literalmente. Me preguntaron si estaba enferma, ya que llevaba mascarilla. Les dije que no, y fue entonces que me dijeron: “guarda distancias y quítate esa máscara antihigiénica”. En Holanda no se lleva mascarilla ni en el supermercado. Únicamente es obligatorio en grandes ciudades como Ámsterdam y Rotterdam.
¿Qué haremos tan mal?
Franceses, belgas y holandeses se echaban las manos a la cabeza cuando les contábamos que habíamos estado prácticamente 3 meses sin salir de casa confinados. Y más se escandalizaban cuando les explicábamos que las escuelas habían estado cerradas desde el 13 de marzo.
Y a todo esto, incrédulos nos miraban y preguntaban cómo era posible, pues que fuéramos el país europeo con más casos en aquellos momentos.
Descubrí lo engañada que había estado los meses de confinamiento. Creía que éramos los últimos europeos en confinarnos, en cerrar escuelas y que por eso estábamos en esa situación.
Realmente los medios de comunicación manipulan de lo lindo. Eso sumado a que estuve muy paralizada por el miedo y no contrasté la información por internet tampoco. No quería mirar nada sobre Covid, el miedo me paralizó.
Las escuelas deben abrir porque la educación es la clave
Pues bueno señoras, sea como sea, nuestros hijos deben ir a la escuela. Y por favor sin miedos, sin temor.
Somos de los pocos países que hemos cerrado escuelas. Y al resto con escuelas abiertas les ha ido mejor. ¿No hay ningún aprendizaje de ellos? Me cuesta pensar que no estemos hablando de casos de éxito donde vernos reflejados, cuando hay países europeos que los tienen y nos llevan meses de adelanto.
Quizás el problema es de educación. De ahí que vaya bien que haya escuelas y que estén abiertas. Aunque la educación es cuestión familiar recordar.
Después de mucha reflexión, de qué es lo que se hace en los países europeos que hemos visitado y que aquí no. He llegado a la siguiente conclusión:
Nos falta educación, educación y educación. No es cuestión ni de mascarillas ni de distancia de seguridad. Sin educación primero, las otras no son efectivas. Empecemos por el principio: la educación, educación y educación.
La distancia de seguridad no solo es cuestión de distancia, es cuestión de educación
No es posible que cuando vaya al supermercado esté cogiendo un paquete de yogures y me arrase, literalmente, por encima una señora, para coger los yogures del lado. Señora, ¿le va de 15 segundos, que es lo que tardaré en salir de allí con los míos?
No es posible que coja el tren, y habiendo medio vagón totalmente vacío, venga el chaval de turno y se siente a mi lado, justo al ladito.
No es posible que vaya a la farmacia y se me enganche el hombre de turno bien al ladito mientras esperamos juntitos
No es posible que se me cuelen en una cola cuando estoy retirada 2 metros de la señora de delante para dejarle su espacio de seguridad.
No es posible que vaya al veterinario y mi veterinaria se me vaya acercando cada vez más cerca hablándome cuando yo me voy retirando dando pasos atrás.
No es posible que la gente que pasea no vaya por la derecha y tenga que pasar sin dejarme espacio por mi lado, cuando su acera de su derecha está totalmente vacía.
No es posible que vaya a pasear por el campo y la familia vecina de turno no se aparte en cruzarnos.
No es posible que vaya a la carnicería y un señor entre sin mascarilla y rete al tendero en pedirle que se la ponga.
No, no es posible. Es más, es posible. En España todo esto es posible. Nos falta educación, valores, respeto, empatía. A los españoles nos falta algo que no he visto sobretodo en Bélgica y en Holanda.
Que empiecen ya las escuelas sin miedos, con alegría, ¡y con mucha educación!
Por dios que empiecen las escuelas y que enseñen educación, porque parece que las familias españolas que tendríamos que educar a nuestros hijos no tenemos educación suficiente para ni siquiera darles ejemplo.
Y acabo aquí, porque no querían hablar de lo necesario que son los colegios solo para poder trabajar y comer, cosa que ya es obvia, o para que nuestros hijos aprendan a leer o escribir, se desarrollen y sociabilicen entre mucho más. Quería hacer un artículo de opinión diferente. Con el punto de vista de una viajera empedernida con sus aprendizajes de verano en familia y mosqueada por esta sociedad, en parte (y menos mal, solo una parte), tan impaciente y egoísta en la que vivimos.
Puede ser que no estés de acuerdo, recuerda que esto es solo una opinión. Comenta abajo y seguimos charlando.
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Estoy totalmente de acuerdo contigo, educación y empatía es lo que falta en nuestra sociedad. Lo peor es que quienes tenemos que dar ejemplo, padres, adultos, amigos, etc. no sólo no lo damos sino que el ejemplo que damos es la mala educación, el egoismo y el Yo por encima de todo.
Gracias por tus palabras
Gracias a ti Rosi. Un placer compartir pensamientos,opiniones y un poquito de este mundo.
Que no daría yo por una conversación de las nuestras en el patio del cole, podemos cambiar el bollycao por la taza de café . Sabes que nosotras ya tendríamos arreglado el tema del covid no?
Cuando acabe todo esto, hay que organizar una fiesta de patio de colegio,cogerse un par de bollicaos y arreglar el mundo. Qué recuerdos más bonitos de infancia me díste para toda la vida